El caminante esta lejos de Santa Catalina y siente no haber visto el partido de la gloria en el Bar Marilín, flanqueado por la bandera española. Pero aquí en la meseta, como todo a lo largo del Regueron, solo puede haber un grito dicho con la mente y el corazón: ¡¡VIVA ESPAÑA!! Y hasta oigo las bocinas del bus 6 que lo corean.
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