Bien, pues el estilo castellano cumplió su misión aunque las sillas eran incómodas y dolían las posaderas. Para paliar ésto, se recurría a cojines que resbalaban sobre el asiento salvo que estuviesen atados con cintas pero, aun así, eran inestables.
El bar "Café Solo" de Salamanca, conserva puertas castellanes en los accesos a la cocina y a los servicios. Pero me olvido de este detalle cuando se abren los cuarterones y aparece, en toda su gloria, la chanfaina aun humeante. De todas formas, si de mi dependiese la gobernación del pais, ofrecería subvenciones para colocar puertas más acordes con los tiempos modernos.
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