domingo, 28 de noviembre de 2010

En resumen, un chiste.

Pues resulta que, en esta mañana dominical, otoñalmente lluviosa, el tiempo que le debería dedicar a la redacción del post boguero debe de serle hurtado para dedicarlo a preparar la próxima sesión clínica de mi Centro de Salud que me está encomendado. No es un trabajo arduo, ni mucho menos. El texto y presentación ya están preparados, contenidos en unos folletos y en un CD. Así funcionan ahora las cosas. La tan instructiva como bonita exposición con su inicio anatómico y fisiológico y sus divagaciones patológicas, son sustituidas por funcionales y encorsetadas presentaciones preparadas por una de esas instituciones oficiales que ahora pululan. Con lo cual, todos diremos lo mismo con el fin de que todos pensemos lo mismo. Se tiende a la banalización y a la vulgar “paracetamolización” de la actividad médica.
La declaración de principios, no obstante, es lícita. Leo en el CD dos pomposas leyendas. La una “Plan de acción para la mejora en el uso de los medicamentos 2009-2011”, la otra “Actualización Clínica con criterios de prescripción razonada”. Ésto, en principio, parece bueno. Solo una salvedad como comentaba Rafa Bravo en su blog.
Debo exponer la Otitis media y la Sinusitis y a pesar de que el plato viene precocinado y apto para torpes, me gustaría añadirle el toque personal y a éso dedicaré parte de la mañana. La Otitis media y la Sinusitis no son cuestión baladí. Por éso sale a colación este chiste que cuento a sabiendas de su caraacter simple y escatológico pero que sirve de contrapeso al tedio de la tarea que me apresto a realizar. Éste es el chiste:
Un paciente acude al médico:
-Doctor, doctor, tengo un problema. Parece algo sin importancia pero a mi me preocupa mucho. Me tiro unos pedos que no hacen ruido ni huelen pero que a mi me fastidian mucho.
El médico displicentemente extiende una receta.
-Tómese una pastilla de éstas cada 8 horas y vuelva dentro de una semana.
A la semana vuelve el enfermo.
-Doctor, doctor ¡Estoy mucho peor! ¡Los pedos siguen sin hacer ruido pero ahora huelen fatal!
-¡Estupendo! -exclama el médico- Ya hemos curado las sinusitis. A ver si ahora curamos la sordera.
Sin duda, este médico se merece el elogio que, a veces, me dirigen los huertanos de la carretera de Santa Catalina. ¡Qué listo, pijo!

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