domingo, 11 de noviembre de 2012

Nuevas noticias de lo escatológico.


Pues pasados Todos los Santos y el Día de los Fieles Difuntos y abocados ya al Adviento, he sentido el deseo de ver las estadísticas de este blog. Reparo en lo que ya sabía: que la “Carretera de Santa Catalina es un blog humilde, con pocos lectores aunque, sin duda, debe haber algunos adictos y aún entusiastas. En cambio, ignoraba que uno de los países en los que más gente se ha interesado por él o, mejor dicho, ha llegado a su lectura por los caminos extraviados de Internet, es Rusia. Me malicio que debe ser el Cosaco Verde quién, a su vez, se lo habrá recomendado a sus amigos. Y también es posible que lo mire de vez en cuando Miguel Strogoff, el que fuera correo del Zar. Los dos fueron amigos míos en la infancia y adolescencia aunque no tanto como el Capitán Trueno pero no creo que éste mire blogs porque, al final, se fue definitivamente a Thule que es el único lugar del mundo donde no hay ordenadores, ni llega el cable telefónico ni la onda 3G. Pero lo que importa decir aquí es que no soy amigo de estadísticas, ni de gráficas de barras, ni de las de dispersión que no entiendo bien, ni siquiera de esos quesitos cuyas porciones se desprenden animadamente del total en los aburridos Power Point  de la gente listilla. En realidad, esta ciencia matemática se limita y tiene de verdad para mí lo que dice la conocida gracia, lo de “mil millones de moscas no pueden estar equivocadas: ¡coma mierda!”

Y ya nos damos de lleno con la escatología. Escatológico es el Día de los Fieles Difuntos y el Adviento, tiempo litúrgico que no solo sirve de preparación a la Navidad sino de la Parusía, el fin de los tiempos, cuando vengan los ángeles justicieros tocando la trompeta lo que, según los mayas y algunos otros agoreros, ocurrirá en lo que queda de año. Las lecturas evangélicas se hacen también escatológicas, como la de dentro de pocos días en la que Jesús de Nazaret afirma terriblemente: “Donde se reúnen los buitres, allí está el cuerpo” (Lc. 17, 26-37). Pues no sé si habrá sido una indicación sotto voce de mi Ángel de la Guardia invitándome a ver las estadísticas del blog pues así me he enterado de que las dos entradas que acumulan mayor número de lecturas son marcadamente escatológicas. La primera de ellas, la más visitada de todos los tiempos, es la titulada “De la escobilla del wáter y otras guarrerías” en la que se hacía glosa de éste tan sencillo como necesario instrumento. Le sigue a poca distancia “Fue y se metió en un convento” en la que comentaba el tremendo estupor que me produjo enterarme de que Charo Pascual, presentadora del tiempo en la televisión hace unos años, se había metido en un convento de Londres.

Que la primera es escatológica no tiene ninguna duda. Cuando se visita el palacio de El Pardo, enseñan el cuarto de baño con la taza del wáter que usó el general Franco lo que suele despertar las miradas más intensas de la visita. Es más sutil la escatología de la segunda. Cabe preguntarse: ¿Porqué somos tanta gente interesada en que esta señora, físicamente agraciada y que fue presentadora mundana, se haya metido en un convento para siempre? La respuesta puede llevarnos a la corrupción de la carne, al desapego del mundanal ruido, a las postrimerías, al no tener más esperanza que la muerte a la que ya se trata de aproximarse intramuros. El curioso que busca imágenes y que se interesa por la escobilla del wáter ¿es el mismo que busca explicación al extraño suceso de la presentadora monja en un tour de force de despojos y naderías? La miseria humana en sus diversas facetas ¿es fuente morbosa de interés y aun de distracción?

Pues, por lo que se ve, creo que sí. Ignoro hasta que punto lo obtenido en las estadísticas de audiencia de este blog, menos que humilde, puede extrapolarse a la población general pero tampoco me hace falta este conocimiento. No hay más que salir a la calle, real o virtual, para afirmar que las miserias ajenas, necesitadas cuanto menos de taza de wáter y escobilla reglamentaria, son fuente de inspiración y la curiosidad por adentrarnos en un sinnúmero de motivos para encontrar entre ellos los escatológicos, nos puede. 

Y para cerrar el círculo de coincidencias, resulta que hoy, 11 de noviembre, es San Martín festividad relacionada tradicionalmente con la matanza del cerdo. El refrán lo dice lacónica y taxativamente: “Cada cerdo tiene su San Martín. Usado en sentido figurado, como es habitual, se convierte en escatología en estado puro de la que solo nos redime el jamón porque meterse en un convento ya es más duro. Así que nadie se preocupe en estos tiempos convulsos: todos nuestros particulares enemigos tendrán inexorablemente su San Martín pero, posiblemente, no haya panceta aprovechable.

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